viernes, 12 de septiembre de 2014

LOS PASOS DE UN ASESINO O ASESINA. CREANDO UNA HISTORIA POLICIAL

 
Los Pasos de un Asesino o Asesina
Historia Corta por
D.E.J.QUILO©
Decisiones en la Oscuridad.
Viernes en la noche, unas horas más tarde, Alberto medio sentado en su cama en su habitación, viendo la televisión con la luz apagada, escucho que llamaban a la puerta, hasta ni el mismo se acordaba que el timbre se había descompuesto unos días atrás y que debía de haber llamado a un  electricista para que lo reparara, así que Alberto salió de su puerta y se dirigió por fuera en el jardín hacia el frente de la casa, en donde llamaban a la puerta, para su asombro eran unos policías, uniformados adecuadamente y con el registro de pertenencia a la policía, y la llamada placa policial, en que les puedo ayudar -les dijo- Alberto, sonriendo sin ningún afán, entonces se adelanto uno de los policías, claro que si -dijo el policía- soy José Aturdo, pertenezco a la 6ta división de policías de esta ciudad de San Miguel, como ve aquí está mi placa,…y ¿aquí es donde vive la señora Julia Almibara?, verdad, le pregunto el policía viéndolo con una cara tenas, está en lo correcto señor -dijo Alberto- pero ella no está, salió hoy en la noche, no estoy seguro de la hora pero eran como las 7:35 pm, y cuando ella sale de fiesta no se sabe a qué hora regresara, Alberto se sintió algo intimidado con el policía pues era un tipo de rostro recio y muy serio, algo alto y una voz ronca, vamos hablar con usted, cual es su nombre le dijo el policía, me llamo Alberto Barqueta, respondió el pobre quien no entendía nada de lo que estaba sucediendo, pero Alberto pensó que tal vez algo le había ocurrido a la señora Julia, está bien, ¡hablemos! entremos a la casa -le dijo- el policía José Aturdo, así que  Alberto  los encamino al comedor, se sentaron y comenzaron a interrogarlo despiadada y serena mente, Alberto sentado, solo, sin saber nada estaba dispuesto a responder con la verdad si le preguntaban algo y así fue, entonces el interrogatorio empezó, responda con una palabra -le dijo- el policía, ¿Cuánto tiempo tiene de mantener esa relación sexual con la señora Julia?, ¡ninguna!- dijo Alberto- ¿Usted hace todo lo que ella le pide?, ¡en ocasiones no! respondió Alberto, ¿Cuales ocasiones?, -le pregunto el policía- con una cara de duda, pues….así como hoy me dijo que me iba a despertar cuando viniera de su noche de fiesta, yo no lo iba a hacer, entiendo -dijo el policía- ¿pero qué tal si le ofreciera un pago a cambio?, le pregunto, lo haría, entonces Alberto se sonrió por un instante y –dijo-, pues claro, ¡si me está pagando!, pues…si…..lo haría, respondió el pobre y ingenuo Alberto, pues si verdad, -dijo el policía- levantándose de la cilla y analizando todo lo que miraba a su alrededor, el policía con un gesto dio una orden, y los demás policías acataron la orden inmediata mente, unos subieron las escaleras, y otros fueron al jardín, Alberto solo miraba impávido lo que sucedía sin decirles nada, de todos modos que le importaba a él, media vez no lo llevaran preso todo estaba bien, así que la policía termino su investigación, salieron de la casa y se dirigieron a sus autos, Alberto le siguió los pasos, ¡por hoy hemos terminado aquí!, -le dijo- el policía José Aturdo, a un Alberto preocupado, pero para salir de la duda Alberto le pregunto del porque de su investigación, ¡dígame señor!, ¿porque están investigando a la señora, su casa y aun a mi?, entonces el policía con su cara recia le respondió viéndolo de frente, la señora Julia es investigada por un asesinato el cual se perpetro el día miércoles, y si ella es investigada también todos los que la conocen, y más aun usted que está en la casa solo, ¡pero yo soy solo su jardinero! -dijo Alberto- ¡pues mas por eso! -le dijo- el policía, Alberto se quedo parado sin moverse casi pensando en lo injusto que eso era, mientras los policías se montaban a sus autos y encendían las luces roja y azul, y ya cuando se iban el policía Aturdo paro un instante el auto bajo la ventanilla y solo -le dijo- el policía, ¡volveremos!, y Alberto con un gesto -dijo que si-, solo viendo como se iban y se alejaban. 
 
 
Esa misma noche, Mientras Julia y Erika, llevaban su vida al límite, un bonachón hombre de familia se preparaba para salir a comer a uno de sus restaurantes, Tomas Potros su esposa e hijos, al restaurante dónde irían esta vez quedaba tan solo a unas cuantas cuadras de las montañas de la ciudad, era un restaurante para tener un poco de tranquilidad, Tomas Potros llego con su familia al restaurante, le abrió como todo un caballero la puerta del auto a su esposa, tan ruin y engañador pero así lo hizo, el portero los guio a su mesa, un lugar reservado solo para ellos, se sentaron, se reían, creo que ni ellos sabían porque, pero aun así lo seguían haciendo, medio riéndose, Adriana la esposa de Tomas se levanto de pronto, ¡tengo que ir al baño! -dijo ella- está bien, te vamos a esperar para pedir la comida, -dijo Tomas- está bien, ¡voy rápido! -dijo Adriana-, al mismo tiempo en que Adriana iba al baño, también se levanto de cilla, un sujeto alto delgado y muy bien parecido, Adriana tomo el camino al baño y el sujeto también, hasta este momento todo parecía tan normal, pero fue cuando Adriana entro al baño cuando todo cambio, pues el sujeto siguió a Adriana, ella empujo la puerta y el la ayudo, y solo medio entraron al baño comenzaron a besarse desenfrenada y acaloradamente, ¡te amo! -le decía- Adriana a este desconocido y el igual mente le correspondía, ella lo freno y le dijo que tenía que volver a la mesa, Tomas esperaba impaciente a que su esposa regresara de el baño, ya estaba a punto de ir a buscarla cuando llego a su mesa un camarero, ya decidió que va a pedir señor, -le dijo- el camarero amablemente, ah…si…claro, le respondió, mientras la buscaba en dirección al baño, y… es que estoy esperando a mi esposa, -le dijo- Tomas con una discreta sonrisa, diciéndole eso estaba Tomas al camarero, cuando Adriana apareció viniendo apresuradamente del baño, ¡Por fin! -le dijo- Tomas a Adriana con una cara de disgusto, ahora si ya podemos pedir muchacho -le dijo- Tomas al camarero, está bien señor, le contesto, mientras Tomas y su familia pedían la comida, un sujeto bien  vestido de lentes estaba sentado en el mismo restaurante, llevaba una intención pero nadie lo sabía, era casi imposible descubrir tal verdad, el pelo peinado hacia un lado algo largo, con bigote y lentes de aros de metal, delgado, medio alto de tez blanca y un traje gris oscuro, voy a ir al baño –dijo- Tomas, levantándose de la mesa, claro que si, -dijo- Adriana, ¡te esperamos! replico Adriana, ¡No! comiencen a comer, no me esperen, vendré rápido, replico Tomas, pero tomas no tenía ninguna buena intención de volver rápido, pues su intenso deseo de sexo lo llevaría hasta detrás del restaurante atravesando la cocina, a la cual su intención era llevar a una joven camarera que le había gustado, Tomas sabia que la parte de atrás del restaurante no tenía una buena luz, ya que era tenue y escaza, así que Tomas dirigió sus pasos a la cocina y no al baño y por supuesto que la joven camarera estaba allí, Orelia Carmín, era una joven que vivía sola con su padre, ella era las más pequeña de 3 hermanas, Tomas llego a la cocina, y sin detenerse la busco Orelia estaba por servir una orden, cuando Tomas la detuvo, la tomo de su brazo y la llevo afuera por la puerta trasera, hablando y diciéndole en voz alta que no estaba conforme, pero esto era toda una excusa para llevarla con él para algo mucho más intimo y nadie iba a contradecir al dueño y jefe de todos, Tomas había logrado lo que quería, Orelia eres hermosa como te deseo, te deseo demasiado, le decía el descarado Tomas, el cual tenía a su familia en el restaurante, adentro en el restaurante, el sujeto que había besado unos minutos atrás a Adriana era un ex novio de la universidad, así que paso por su mesa despidiéndose de ella, la cual comía con sus hijos, el tratando de disimular lo que todavía  sentía por ella y lo que había pasado en el baño, ¡hola Adriana! ¿Como estas?, -le dijo- ¡hola amigo! ya no te había visto, -le respondió ella- si…verdad, ya tenemos mucho tiempo sin vernos le dijo él, ¿ellos son tus hijos?, continuo él con la plática, si…ellos son, le respondió ella riéndose feliz, entonces él los saludo amablemente y le pregunto por Tomas, y tu esposo, ah…pues… fue al baño y ya no regreso, tal vez este por allí, sí, creo que yo lo vi entrar a la cocina -dijo el amigo- de Adriana, que tengan una feliz noche, se despidió el, dándole un beso en la mejía, gracias amigo -le dijo ella- correspondiéndole, en ese mismo instante en que el amigo de Adriana se iba, se levanto el sujeto de lentes, con peinado hacia un lado, salió detrás del amigo de Adriana, en la mesa del sujeto solo había quedado un pastel de fresa sin terminar y un café moca frio, mientras Tomas terminaba su noche de sexo con la camarera, el sujeto de lentes para nada sospechoso apareció de la oscurana, se quedo esperando a que terminara con la chica, entonces todo termino, la chica más que feliz se miraba triste y desorientada por lo que había sucedido y entro al restaurante, Tomas solo se arreglaba la camisa y el pantalón, cuando escucho un sonido, Tomas voltio a ver y en medio de la oscurana, el sujeto de lentes lo tumbó al suelo con un golpe con algo solido, luego sin corazón le coloco una bolsa en la cabeza y le enrollo cinta con pegante en el cuello y termino con la vida de Tomas, el sujeto escapo en la oscuridad sin remordimientos, Tomas había muerto en cuestión de minutos, Orelia, la chica con la cual había estado Tomas esa trágica noche volvió a salir  por la puerta trasera para hablar con él, pues “ella”, la camarera quería renunciar, y como no lo encontró dentro del restaurante, ella pensó que tal vez no había entrado  y estaría allí, así que Orelia salió por la puerta trasera y allí encontró a Tomas, asfixiado, ella se devolvió al restaurante asustada, tomo el teléfono que estaba en la cocina por donde estaba el congelador de carnes, las manos le temblaban, y llamo a la policía, con una voz entrecortada, llegando ya la madrugada,  la policía se encontraba en el restaurante vacio, la esposa de tomas envió a sus hijos con sus abuelos en un carro de policía y ella lloraba sin consuelo, la policía interrogaba a cada uno de los trabajadores, y especial mente a Orelia, pero la pobre camarera les dijo lo que había pasado entre Tomas y ella unos minutos antes de la muerte él, la policía se la llevo a un hospital para sacar una muestra de ADN para ratificar lo que ella les había dicho,  todos los empleados se fueron a sus casas y les dijeron que ese restaurante estaría cerrado solo por un día, uno de los policías le pidió información al recepcionista del restaurante y si todos los comensales eran registrados y si los habían contado a todos, el joven les –dijo- que siempre era así, para tener un orden por cada mesa, y que afuera se habían colocado unas pequeñas cámaras de seguridad, la policía se centro en un objetivo, las reservaciones y los comensales, al igual que las cámaras.
 

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