El Pordiosero de La Calle 44
Historia Corta por
D.E.J.QUILO©
Situaciones Imposibles, Posibles
Sábado en la mañana, me desperté muy temprano para
seguir y poder cuidar a la hermosa desconocida, que para mi parecer “yo” ya le
conocía muy bien, la noche del viernes antes de irme a acostar entre polvo y
cartones, me asome por una de sus ventanas, estaba sola cocinando, “Yo” no la
podía dejar de ver, después que cocino, se sentó en su mesa sola, mientras yo
la observaba algo llamo mi atención, algo en ella no estaba bien, pues observe
y lagrimas le recorrían sus suaves mejías, después tomo una fotografía que
tenía en su mesa, extrañamente la observaba con gran dolor, Yo trataba de
entender que era lo que pasaba por su mente, esas lagrimas no eran de
felicidad, así que no me quedaba más que irme a acostar a mi humilde hogar,
situado a un lado de la casa de esta hermosa mujer, la noche continuo para
muchos que dormían, pero para mí no fue así, pues me pase pensando en la
intrigante escena que afligía mi corazón, pues no podía dejar de pensar en la
chica y sus lagrimas, a la mañana siguiente de un nuevo día, una sorpresa
llegaría a mi vida y me sorprendería mientras todavía estaba dormido, después
de no dormir toda la noche, una voz de un caballero me despertó, ¡hoye amigo!,
escuche claramente, fui abriendo los ojos poco a poco, para mi asombro era un
joven afroamericano, muy alto, con una sonrisa en su rostro y con ojos de
amabilidad, y me –dijo-, te tengo un desayuno caliente, y si quieres puedes
darte un baño, Yo, el pobre pordiosero de la calle 44, por fin llegaba a su
vida una grandiosa oportunidad, Yo, solo me levante, y contento le conteste, ¡Gracias
amigo!, ¡ven sígueme!, es por aquí, -dijo él-, así que seguí al joven, ¡mi
madre y mi abuela, quieren que desayunes con nosotros!, y tal vez puedas
encontrar un lugar digno, ¡muchas gracias!, ¡estaré en deuda con ustedes!, le
dije al joven, mientras caminábamos en dirección a su casa, me atreví a
preguntarle sobre la chica de cabello rubio, pero antes empecé preguntándole al
joven como se llamaba, ¿cómo te llamas?, le pregunte, me llamo Clarens Abeto,
me respondió, que bien le dije, Yo me llamo, Rodolfo, y no tengo apellido, ¿no
tienes apellido?... se sorprendió el joven, ¡no! -le dije-, ¡no te creo!, dijo
él, así es le dije, mis padres me dejaron en un orfanato, porque ya no me
querían, y después el orfanato se fue a la quiebra, y ya no pudo continuar, todos los niños y jóvenes quedaron en la
calle, y aquí estoy, por contarle mi vida se me olvido preguntarle sobre la
rubia, cundo llegamos a su casa, ¡que las tima! dijo Clarens de todo lo que le
había contado, ¡bueno aquí es!, -dijo el- ¡estás en tu casa! -me dijo-, el
joven muy amable, muchas gracias, le respondí mostrándole respeto, ¡pasa
adelante! –dijo- con una sonrisa en su cara, así que pase a la casa de este
joven afroamericano muy amable, cuando entre, adentro me esperaban su madre
Clarisa, y su abuela Kaduna Abeto, las dos señoras muy amablemente me
recibieron, como si hubieran recibido a un miembro de su familia, el joven le
dijo a su abuela algo en el oído, entonces la anciana con gracia y muy amable
me dijo, es un gusto que esté con nosotros Rodolfo, ¿cómo sabe mi nombre? le
pregunte, mi nieto me lo acaba de decir, es que a mí no me gusta interrogar a
las personas y más a las que no conozco, pues a mí ya me interrogaron en alguna
difícil situación muchas veces y no fue agradable, entonces la anciana -me
dijo- ¡venga por acá! ¡al fondo de este lugar! esta el baño, muchas gracias le
dije, lo vamos a esperar para comer, claro que si le dije yo, la señora medio
una toalla y un jabón, hasta una máquina para rasurar, pues realmente yo,
necesitaba todo eso, estaba sucio, y barbado, no olía mal pero necesitaba un
baño pues dormir en la calle es muy duro y todo el tiempo te ensucias, entre al
baño y me bañe como nunca, al final, estaba limpio y oloroso, para mí, algo
imposible a cavaba de sucederme, unas personas que no me conocían me estaban
ayudando, así que me duche, luego comí con ellos, también me regalaron ropa, la
cual acepte con gusto y cuando ya estaba por irme, la abuela del joven Clarens,
me dijo, puede quedarse en la habitación de atrás si usted lo desea, es como
una pequeña bodega solitaria, pues parece que esta noche lloverá, para mí era
algo muy bueno, pues tal y como a señora dijo, comenzó a llover esa noche, al
día siguiente me levante de mañana y Salí por la puerta de mi improvisada
habitación, cuando me percate, no solo que había llovido sino que la chica de
pelo rubio acababa de salir de su casa al parque cercano al cual siempre iba,
yo, ya no estaba barbado y sucio, tenía una playera gris, así que la mire, sin
quitarle la vista, cuando ella voltio haberme, y cambio su camino, ahora se
dirigía a donde yo estaba, hasta ese momento nunca creí que fuera a pasarme
esto, pero no era un sueño era real, ¡Hola!, me llamo Adalyn, y ¡no tengo
novio!, -me dijo-, con una sonrisa en sus labios, yo como un tonto me quede
callado, y lo único que salió de mi boca fue, ¡eso es muy bueno!, ella solo se
rio discretamente, y se acercó a mí, entonces “yo”, detuve lo inevitable, pero
era necesario, ¡yo!….no puedo besarte, -le dije- creo que no sabes quién soy,
mientras “yo” trataba de explicarle quien era, Adalyn, me interrumpió
diciéndome lo que “yo” nunca espere, pues como saben era un pobre pordiosero,
ella me miro a los ojos, me miraba con deseo, entonteces salieron de su boca
las palabras que “Yo” nunca pude esperar, ¡estoy enamorada de ti!.
Continuara……
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