Ladrón, Por Suerte
Historia corta por
D.E.J.QUILO©
La Suerte que No se Desea.
Ahora el suertudo de Cleofás, que como recurrente,
seguía molestando a Irina, la cual no quería saber nada de él, pero Irina le
contestaría una fría carta, en donde le decía que no siguiera molestándola
porque ella no estaba interesada en él, y aun mas que ni lo conocía, Cleofás se
puso triste, pero no iba desistir para encontrar el amor, llegaron las 5:30pm
de la tarde, el día de trabajo había acabado, y como siempre Cleofás tomaba el
metro, llego a su apartamento, encendió su televisión, saco el billete de
lotería de la bolsa de su pantalón y lo puso arriba de un mueble, se dirigió a
la cocina y se puso a cocinar unos huevos fritos, eran ya las 6:24pm y mientras
Cleofás cocinaba sus huevos, en la televisión en el noticiero, iniciaba la
premiación de los billetes de lotería, el sujeto en la premiación a acompañado
de una chica sacaban uno a uno los números ganadores de los premios más bajos,
hasta que dijo que ahora era tiempo de sacar el numero del pozo mayor, en el
cual el ganador se llevaría un pozo acumulado de un millón, Cleofás termino de
cocinar, se sentó en su sillón con el plato de comida en sus manos, sin ninguna
esperanza de ganar, lo hizo por ver que sucedía, y entonces inicio una tómbola
a girar y girar, ¡de pronto se paro!, y comenzaron a dictar los números uno a
uno, el sujeto inicio diciendo, ¡555! señores –dijo- es imposible pero ya se
repitieron tres beses los números, continuemos, y siguió ¡5! ahora ¡3! y ¡33! y
¡el ultimo es 3!, fantástico si tienes este número el ¡55553333! eres el
ganador de un millón de billetes grandes, Cleofás no lo podía creer, acababa de
ganar el gran pozo, pero mientras Cleofás, sentado en el sillón atónito de
alegría celebraba su premio, un Felipe Suertudo, el ladrón de la billetera,
miraba también la televisión al mismo tiempo que Cleofás, el cual se molesto y
se enfureció, al ver la suerte del pobre de Cleofás, así que, en lo primero que
pensó fue en arruinarle la vida a Cleofás, mintiendo y llamando a la policía
por un robo, Cleofás ahora celebraba un premio robado, Felipe llamo a la
policía, y les dijo que un sujeto el cual se llamaba Cleofás Alamar, le había
robado un billete de lotería, cuando iban en el metro en la mañana, y que el
billete tenía su nombre el cual estaba registrado, la policía a tendió al
llamado de Felipe el ladrón, y le comunicaron que lo iban a investigar, Felipe
les había dado todos los datos personales de Cleofás a la policía, incluso
hasta su dirección, al día siguiente, Cleofás se levanto muy temprano, se hecho
un baño, desayuno muy feliz, se puso su chaqueta guardo el billete de lotería
en la bolsa interna de la misma, y salió a una agencia de la dicha institución del
gran pozo ganador, con un ahorro de dinero que tenía guardado, viajo en un
taxi, llego a la agencia y paso con la recepcionista y le dijo que llegaba a
cambiar su premio, ¡buenos días Señorita! -dijo Cleofás- muy contento, vengo a
cambiar mi premio, ¡pues felicidades por ganar! -le respondió- la joven, pase
adelante hasta la puerta del fondo -le dijo- sonriente, a lo que Cleofás
inmediatamente hizo, unos minutos más tarde, Cleofás salía de la agencia de la
lotería, solamente con una factura y numero para autenticar en el banco su
premio de un millón de billetes, paro un taxi, el cual tomo para ir al banco y
luego a su trabajo en el correo, todo le había salido de maravilla hasta que
llego la hora de llegar a su apartamento, eran las 6:27pm, Cleofás llegaba muy
feliz, entonces comenzó a subir las gradas del edificio de apartamentos,
Cleofás se extraño pues policías aguardaban en la parte de abajo como si
esperaran a alguien, saco las llaves de la bolsa de su chaqueta y se acerco a
su puerta, y en ese mismo instante la policía llego rápidamente haciendo mucho
ruido, ¡Señor Cleofás Alamar! está usted detenido por robo indiscriminado, y
descarado sin escrúpulos ni conciencia del derecho ajeno, -dijo el policía-
quien al parecer era el principal, los otros policías lo tomaron a la fuerza y
le pusieron las esposas muy apretadas, Cleofás realmente no entendía nada y el
porqué de la detención, y Cleofás, no se iba a dejar, -así que les dijo-,
ustedes me están culpando de algo que yo no hice, ¡suéltenme!, pero los policías
no le hicieron caso y lo llevaron a la auto patrulla, y se lo llevaron a la
comisaria del centro, estando allí, Cleofás tenía que responder a un
interrogatorio para saber que era culpable, en un cuarto solitario observado
por cámaras de seguridad, un policía serio entro por la puerta, Cleofás estaba
sentado en una silla con una mesa solitaria, al otro lado estaba una silla
vacía que el policía jalo y se sentó en ella, ¡bueno señor Cleofás!, empecemos
el interrogatorio, -dijo el policía- como obtuvo el billete de lotería, y
descríbame como sucedió, Cleofás ahora con las manos esposadas enfrente sobre
la mesa, -respondió- ayer en la mañana, me subí al metro, todos los asientos
estaban llenos, así que me quede parado agarrado de una barra vertical cerca de
la puerta para poder salir, pero en una parada subió mucha gente, la cual se
amontono y después de eso una señora me paso el billete de lotería, nada más,
está bien, dijo el policía, pero dígame, ¿el billete tenía un nombre
registrado?, le pregunto viéndolo con una cara muy seria, ¡pues si! -respondió
Cleofás- tenía un nombre, pero lo que pensé fue que alguien ya no lo quería, de
todas formas era un billete perdedor por el complicado numero, entonces el
policía le quito las esposas a Cleofás, -y le dijo- bueno señor Cleofás, no
podemos acusarlo de robo, pues todo concuerda con lo que ya sabemos, solo con
unas variaciones en la historia, que parecen inventadas por el que puso la
orden de arresto, un sujeto llamado Felipe Suertudo, quien al parecer quería el
premio mintiendo, entonces Cleofás como todo un integro, -le dijo- al policía,
señor policía, Felipe Suertudo era el nombre que estaba escrito en el billete
de lotería, solo que estaba escrito con lápiz el cual yo borre y escribí mi
nombre, entonces el policía se voltio, vio a Cleofás con una sonrisa y -le
dijo-, bueno señor Cleofás, es usted todo un suertudo, porque a quién se le
ocurre escribir su nombre con lápiz, y otra cosa, de verdad el numero era todo
un perdedor, pero usted es todo un suertudo, una pregunta señor policía, -dijo
Cleofás- y cómo fue que encontraron donde vivía, pues fue por Felipe Suertudo,
que nos dio todos sus datos, dijo el policía, de… verdad respondió Cleofás, si
así fue, recalcó el policía, entonces señor policía, -dijo Cleofás-, quiero
poner una orden de arresto para Felipe Suertudo que si buscan bien encontraran
mi billetera también en poder de él, pues es un ladrón astuto per tonto.
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