viernes, 22 de agosto de 2014

LADRON POR SUERTE, CLEOFAS Y EL BILLETE DE LOTERIA...2DA PARTE

 
Ladrón, Por Suerte
Historia corta por
D.E.J.QUILO©

Cleofás y el Billete de Lotería.

Mientras Cleofás desayunaba, se acordó del billete de lotería que la señora le había dado, metió su mano en la bolsa de su pantalón y saco un algo arrugado billete de lotería, Cleofás, solo lo miraba y se reía dentro de sí, cundo de pronto apareció el mesero,  pues le llevaba un pedazo de pastel que don Lino le regalaba, ¡Don Lino le regala este pedazo de pastel!, -dijo el- mesero, ¡muchas gracias! –dijo- Cleofás al mesero, y después dirigiéndose a don Lino -dijo Cleofás- casi gritando, muchas gracias don Lino por el pastel, ¡está bien muchacho! –respondió- don Lino, desde adentro de la cocina, entonces el mesero se dio cuenta del billete de lotería de Cleofás, ¡va a tener suerte! -le dijo- el joven mesero, Cleofás se dio cuenta a lo que se refería el joven, ¡pues eso espero! –respondió- Cleofás riéndose, ¡aunque el numero esta algo difícil! –dijo- el mesero, Cleofás se rio a un mas, y mientras el mesero se alejaba la risa le fue disminuyendo al ver el complicado numero del billete de lotería, se levanto de la mesa y salió a su trabajo, mientras Cleofás caminaba hacia su trabajo, miraba detenidamente el billete de lotería y se dio cuenta que en el billete de lotería había escrito un nombre, con lápiz que casi no se miraba, “Felipe Suertudo”, era el  nombre escrito en un espacio lineado, Cleofás se rio, puesto que el apellido no coincidía con el complicado numero del billete de lotería,  entonces llego al correo y como todas las mañanas se sentó en su escritorio a trabajar, pero antes de hacerlo tomo un lápiz, borro el nombre que estaba escrito, y escribió su nombre “Cleofás Alamar”, tomo el billete y lo guardo en la bolsa de su pantalón, hacia unos días antes de que Cleofás tuviera en sus manos el billete de lotería, un tipo de cara de malhechor, entraba por la puerta de una tienda de productos, en el mostrador yacían los billetes de lotería, sin pensarlo dos veces se acerco al mostrador y le pidió al tendero que le vendiera uno, el tendero tomo la resma, arrancó uno de los billetes de lotería y se lo dio a Felipe, el cual le pago y le pidió otras varias cosas, después Felipe salió de la tienda, saco su billete de lotería, y raspo la barra azul donde abajo se encontraba el numero, junto a él mal habido, estaba un anciano que con ironía -le dijo- ¡con ese número!, sí que cualquiera puede ser rico, y se reía el anciano, a lo que Felipe respondió, ¡y tal vez así sea!, ¡viejo decrepito!, y se fue de allí  ese día, rumbo al metro a su ilegal trabajo de hurtar, otro día tuvo que ir a registrar su nombre a una agencia del gran premio, en donde una mujer era testigo del nombre del billete, pero Felipe no tenia lapicero sino solo lápiz así que fue allí en donde escribió su nombre.

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