sábado, 4 de octubre de 2014

TRINOSTAR, EL LEON NEGRO prueba historia de fantacia

 
TrinoStar, El León Negro
Historia por
D.E.J.QUILO©
fantasía.
 
 
 
 
 
 
 
†Nombres de Creaturas.
v Ardimar.                                  Inamin.
v Adis.                                        Ilas-dilas.
v Ariol.                                       Imáiel.
v Beuna.                                     Kóy-ya.
v Baskidars.                                 Mínum.
v Bilandi.                                    Maltu.
v Cinfendi.                                 Núvien.
v Celpestier.                                Nagru.
v Cabaday.                                  Nafin.
v Ea-tardís.                                  Ralion.
v Elúbiam.                                  Rilar.
v Edalgio.                                    Rímlus.
v Fenfeners.                                Sarbinen.
v Folnestar.                                 Sadorn.
v Gelestin.                                   Inacrima.
v Gálitars.                                   Wilnor.
v Galostan.                                  Bolnar.
v Har-har.
v Hidayo.
v Hirtas.
v Hoanu.
Nombres de los Protagonistas.
v Vasil Farnaby
v Marco Farnaby
v Laínia de los Yolga
v La Tierra de Jhalus (yalus)
 
 
 
 
 
 
El León Negro
 
En un bosque grande cerca de la casa de mi abuelo Marco Farnaby, comenzó mi historia, seguí los pasos de mi abuelo quien un día desapareció y nunca volví a saber de él, ni yo, ni mi familia, el me contaba grandes historias, el decía que las había leído en sus libros. Me llamo Vasíl Farnaby, soy nieto de mi abuelo. Y todo comenzó, caminando por un bosque en el cual encontré un pasadizo angosto y oscuro, en el cual mi abuelo me contaba que mas allá dentro del pasadizo en la cueva, había una poderosa magia, sin pensar demasiado me interne en él y con mucho valor continúe un angosto camino que yacía dentro, así que las paredes de roca me rodeaban, era una cueva profunda y la oscuridad era penumbrosa casi no lograba ver delante mío, pero sin detenerme seguí adelante, y la magia de mi abuelo nunca apareció, voltee a ver hacia atrás, pero no podía ver el camino pues ya era muy tarde para regresar y era imposible devolverse en la oscuridad, por un momento pensé que estaba perdido, y que mi terca búsqueda del misterio de mi amado abuelo, era una tontería y que debía estar en casa tranquilo leyendo sus cientos de libros antiguos, que le gustaba coleccionar, pues a él le intrigaban mucho las antiguas creaturas mitológicas de cualquier cultura, sirenas, dragones, ogros, nomos, y monstros con raras descripciones.
Mi camino prosiguió y continúe caminando hasta asomar en una rocosa salida en la cual descendían unas gradas, las cuales parecía que las habían tallado allí en la cara de el paredón de roca de la montaña, era increíble, luego me percate que, lo más extraño para mí fue que cuando entre en el pasadizo era solamente las dos de la tarde, y ahora para mi asombro parecían las seis de la tarde en ese solitario, rocoso y boscoso lugar, luego pensé que tal vez no me había percatado del tiempo, y  que atravesar la cueva me había llevado más tiempo del debido, por la oscuridad y complejidad de la misma, de pronto delante de mi vi una pequeña luz, fui hacia ella hasta que Salí de la cueva.
Desde la salida de la montaña, baje las primeras angostas gradas de roca, que para mí era normal, desde allí podía ver el bosque muy grande el cual principiaba al final de las gradas, y el cual se extendía hacia todos lados, hasta las montañas más lejanas, y valles, el bosque era grandioso, grande y espeso, pero las arboles eran distintos, los troncos anchos y macizos, sus copas amplias que oscurecían el suelo, así que baje las gradas y me interne en el bosque penumbroso, ya no podía hacer nada para regresar, a donde sea que miraba el bosque continuaba y continuaba, la noche se acercaba, hasta que ya no hubo más luz, por suerte llevaba con migo una chaqueta café caliente, con forro de lana, unos cuantos chocolates que mi abuela hacia para su tienda de dulces, un pantalón de lona azul, y unas botas altas para la nieve.
Ruidos en la noche en el salvaje paraje, gritos a la distancia, voces y susurros en el aire que corre apresurado por los arboles, las ramas que se golpean unas contra otras, la noche se volvió larga para mi, el frio de las grandes y rocosas montañas lejanas descendió al suelo del bosque, entonces me acurruque al pie de uno de los grandes árboles, pues sus raíces gruesas y grandes  sobre salían del suelo húmedo, el viento soplaba con insistencia, así que jale mi chaqueta un poco para cubrirme las orejas, pues se ponían frías como el hielo, pero estaba muy cansado y me dormí, amaneció el otro día, una suave luz ilumino mi rostro la cual atravesó mis parpados, así me desperté, el frio traspasaba la ropa, aun que había mermado un poco siempre estaba frio, las nubes cubrían el sol, estaba gris oscuro, la tenue luz que había alumbrado mis ojos no podía entender de donde había provenido, me levante muy despacio, mire para todos lados, no había nadie, era extraño, el bosque no era de lo mas llano, tenía pendientes y pequeños riscos de tierra y bajadas las cuales se desboronaban al caminar por la humedad, las hojas viejas caídas de los arboles, pastos envejecidos por el frio los cuales eran de color beige, piedras grises y negras con musgo, grandes o medianas, al parecer parecía un bosque muy viejo de tiempos muy añejos, así que continúe mi camino, subí por una pendiente, y me encamine por un serpenteante y irregular camino en medio del bosque, no había pasado mucho cuando a lo lejos observe un claro en el bosque, continúe pero me di cuenta que algo no estaba bien, el bosque estaba solo, no escuchaba nada, el miedo comenzó a convencerme  de mi soledad, tenía miedo, no había nadie.
 
 

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