TrinoStar, El León Negro
Historia por
D.E.J.QUILO©
fantasía.
†Nombres de Creaturas.
v
Ardimar. Inamin.
v
Adis. Ilas-dilas.
v
Ariol. Imáiel.
v
Beuna. Kóy-ya.
v
Baskidars. Mínum.
v
Bilandi. Maltu.
v
Cinfendi. Núvien.
v
Celpestier. Nagru.
v
Cabaday. Nafin.
v
Ea-tardís. Ralion.
v
Elúbiam. Rilar.
v
Edalgio. Rímlus.
v
Fenfeners. Sarbinen.
v
Folnestar. Sadorn.
v
Gelestin. Inacrima.
v
Gálitars. Wilnor.
v
Galostan. Bolnar.
v
Har-har.
v
Hidayo.
v
Hirtas.
v
Hoanu.
Nombres de los
Protagonistas.
v
Vasil
Farnaby
v
Marco
Farnaby
v
Laínia
de los Yolga
v
La
Tierra de Jhalus (yalus)
El León Negro
En
un bosque grande cerca de la casa de mi abuelo Marco Farnaby, comenzó mi
historia, seguí los pasos de mi abuelo quien un día desapareció y nunca volví a
saber de él, ni yo, ni mi familia, el me contaba grandes historias, el decía que
las había leído en sus libros. Me llamo Vasíl Farnaby, soy nieto de mi abuelo.
Y todo comenzó, caminando por un bosque en el cual encontré un pasadizo angosto
y oscuro, en el cual mi abuelo me contaba que mas allá dentro del pasadizo en
la cueva, había una poderosa magia, sin pensar demasiado me interne en él y con
mucho valor continúe un angosto camino que yacía dentro, así que las paredes de
roca me rodeaban, era una cueva profunda y la oscuridad era penumbrosa casi no
lograba ver delante mío, pero sin detenerme seguí adelante, y la magia de mi
abuelo nunca apareció, voltee a ver hacia atrás, pero no podía ver el camino
pues ya era muy tarde para regresar y era imposible devolverse en la oscuridad,
por un momento pensé que estaba perdido, y que mi terca búsqueda del misterio
de mi amado abuelo, era una tontería y que debía estar en casa tranquilo
leyendo sus cientos de libros antiguos, que le gustaba coleccionar, pues a él
le intrigaban mucho las antiguas creaturas mitológicas de cualquier cultura,
sirenas, dragones, ogros, nomos, y monstros con raras descripciones.
Mi camino prosiguió y continúe caminando hasta asomar
en una rocosa salida en la cual descendían unas gradas, las cuales parecía que
las habían tallado allí en la cara de el paredón de roca de la montaña, era
increíble, luego me percate que, lo más extraño para mí fue que cuando entre en
el pasadizo era solamente las dos de la tarde, y ahora para mi asombro parecían
las seis de la tarde en ese solitario, rocoso y boscoso lugar, luego pensé que
tal vez no me había percatado del tiempo, y
que atravesar la cueva me había llevado más tiempo del debido, por la
oscuridad y complejidad de la misma, de pronto delante de mi vi una pequeña
luz, fui hacia ella hasta que Salí de la cueva.
Desde la salida de la montaña, baje las primeras
angostas gradas de roca, que para mí era normal, desde allí podía ver el bosque
muy grande el cual principiaba al final de las gradas, y el cual se extendía
hacia todos lados, hasta las montañas más lejanas, y valles, el bosque era
grandioso, grande y espeso, pero las arboles eran distintos, los troncos anchos
y macizos, sus copas amplias que oscurecían el suelo, así que baje las gradas y
me interne en el bosque penumbroso, ya no podía hacer nada para regresar, a
donde sea que miraba el bosque continuaba y continuaba, la noche se acercaba, hasta
que ya no hubo más luz, por suerte llevaba con migo una chaqueta café caliente,
con forro de lana, unos cuantos chocolates que mi abuela hacia para su tienda
de dulces, un pantalón de lona azul, y unas botas altas para la nieve.
Ruidos en la noche en el salvaje paraje, gritos a la
distancia, voces y susurros en el aire que corre apresurado por los arboles,
las ramas que se golpean unas contra otras, la noche se volvió larga para mi,
el frio de las grandes y rocosas montañas lejanas descendió al suelo del
bosque, entonces me acurruque al pie de uno de los grandes árboles, pues sus
raíces gruesas y grandes sobre salían
del suelo húmedo, el viento soplaba con insistencia, así que jale mi chaqueta
un poco para cubrirme las orejas, pues se ponían frías como el hielo, pero
estaba muy cansado y me dormí, amaneció el otro día, una suave luz ilumino mi
rostro la cual atravesó mis parpados, así me desperté, el frio traspasaba la
ropa, aun que había mermado un poco siempre estaba frio, las nubes cubrían el
sol, estaba gris oscuro, la tenue luz que había alumbrado mis ojos no podía
entender de donde había provenido, me levante muy despacio, mire para todos
lados, no había nadie, era extraño, el bosque no era de lo mas llano, tenía
pendientes y pequeños riscos de tierra y bajadas las cuales se desboronaban al
caminar por la humedad, las hojas viejas caídas de los arboles, pastos
envejecidos por el frio los cuales eran de color beige, piedras grises y negras
con musgo, grandes o medianas, al parecer parecía un bosque muy viejo de
tiempos muy añejos, así que continúe mi camino, subí por una pendiente, y me
encamine por un serpenteante y irregular camino en medio del bosque, no había
pasado mucho cuando a lo lejos observe un claro en el bosque, continúe pero me
di cuenta que algo no estaba bien, el bosque estaba solo, no escuchaba nada, el
miedo comenzó a convencerme de mi
soledad, tenía miedo, no había nadie.
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