miércoles, 14 de mayo de 2014

CONTINUA, MUROS DE PAPEL, PENSAMIENTOS DE COLORES

 
 
 
 
Muros de papel.
D.E.J.Quilo©
 
Pensamientos de colores.  
La mañana llego como siempre, Aun que estaba oscuro y nublado, note algo peculiar, era un día distinto, lo primero que hice fue tomar la pequeña tarjeta pintada de colores, el primer pensamiento de ese día fue, tengo que llevar un regalo que sea colorido y bonito, podría ser una muñeca de vestido rosa o un oso de suave textura color azul, no sabía que le gustaría ala pequeña Marry Vinotte, así que decidí salir por mi puerta dejar mi apartamento de paredes blancas con sócalo negro y dirigir mis pies al destino, me lleve la tarjetita con migo, para que me inspirara a comprar algo bonito, la guarde en la bolsa de mi pantalón, me puse mi chaqueta vieja de cuero y Salí,
Saliendo estaba de mi puerta negra, cuando algo llamo mi atención y curiosidad, la puerta del apartamento vecino estaba media abierta, así que no podía de dejar de ver tan interesante espacio de información privada, me acerque, tome la manija de la puerta y con mucha cautela asome los ojos volteando la esquina de la puerta, para mi asombro, este apartamento no era muy distinto al mío, solo por unos bellos y sutiles rayones de colores, que dibujaban algo en las aburridas paredes blancas  iguales a las mías, los colores se entrelazaban en círculos y rayas onduladas, para mí era arte, el arte que te hace soñar despierto, pero mi asombro no había terminado todavía, con el rabillo de mi ojo, sentí que alguien me observaba fija mente,
Voltee la cabeza muy despacio y con la vista hacia abajo, de apoco levante la vista, para mí era obligatorio hacerlo, y así lo hice, y ante mis pobres ojos, estaba la dama más hermosa que había visto, de ojos grandes y azules, piel blanca, su cabello era castaño rubio con unos hermosos rizos ondulados, sus cejas eran escaza mente pobladas, y las líneas de su rostro habían sido trazadas con delicadeza. Entre balbuceos le dije hola, ella solo se sonrió, era la pequeña Marry Vinotte con 3 años todavía a lado de una de las paredes, y por supuesto, estaba dibujando.
Y yo solo como un tonto me despedí con un simple adiós, Marry se despidió moviendo su mano, como uno se despide común mente, pero antes de irme y salir por su puerta mas asustado que consiente, le pregunte, Marry, que te gustaría de regalo de cumpleaños, se puso feliz, levanto su mano izquierda, y por su puesto yo le entendí, quería Mas crayones, en su mano tenia barios crayones de colores ya gastados, le giñe el ojo y sonreí, y así como había saciado mi curiosidad, seré la puerta muy despacio, y la deje como estaba, le puse acción a mis pies y comencé caminando por el silencioso pacillo, baje las gradas que hacían una leve curva, y de pronto me encontraba en la puerta del viejo edificio de dos pisos, retome la calle en búsqueda de una tienda de arte, baje por las gradas interminables de la calle de Luz Jazmín, común mente llamada, calle de Luzja, la calle de los artistas, un lugar lleno de color, con negocios pintados de diversos y desvariados colores, que para mi gusto no combinan en nada, así era la calle de los artistas, pero allí podías encontrar desde un lápiz, hasta toda la paleta de colores para pintar en un desdichado y fallido intento, la Mona Lisa. Y yo solo necesitaba unos bonitos crayones de buena pasta colorida y variada, que inspiraran ala pequeña y hermosa artista, Marry, que adorna las paredes con cientos de rayas consientes, ya había llegado a Luzja, la calle estaba mojada, pero no me había percatado de algo, las tiendas de arte estaban serradas, que frustrante y agónico momento, casi es como inflar un hermoso globo de colores, que cuando ya estás por disfrutar de él, se abre una pequeña rajadura y se desinfla, así me sentía, no me quedo más que volverme al apartamento, volví mis pies al camino de regreso, y casi como un enfermo en sus últimos momentos, agonizaba, los viejos y ambiguos pensamientos como soldados de inteligencia con mascaras negras, casi difusos, procuraban mi mente, pero la pequeña tarjetita de cumpleaños me pintaba de colores el cerebro y volvía a mi mente los bellos ojos azules de Marry, despacio y con mucho cariño, saque la tarjetita de la bolsa de mi pantalón, allí estaba en mi mano, me detuve un momento en la calle, y como si fuera infinita no podía apartar la vista de ella, mis arrugas se hicieron evidentes en mi cara, una leve curva hacia arriba dejaba ver una sonrisa en mi rostro, el cual tan solo unos minutos atrás estaba triste y frustrado, entonces me di cuenta que esa pequeña niña había encendido algo en mi mente y corazón, ese día siguió normal para mí, la lluvia volvió, fui donde mi amigo o solo conocido, que como siempre me regalo el desayuno, también me dijo que habláramos un día, en el café, El Jardín Negro, y yo con dificultad solo le respondí que estaba bien, sin emitir otra simple palabra, yo definido como un hombre de pocas palabras, que sorpresa para mi mente, ya que era común para mi ser así.
Como siempre, me fui al parque, y la lluvia continuaba. Exactamente a las 12:09 del medio día, rodeado de arboles, sentado en una banca debajo de un grande y viejo árbol, espere a que la buena y amable señora Alberta de Buena Coral llegara con mi exquisito almuerzo, y como era de esperarse apareció, pero para mi asombro desdichado y echado a perder, la buena y amable señora no venia sola, pues junto a ella caminaba mi ruin destino, era nada más que Ana Gracia Serpenta, la vulgar y trastrabada mujer de muchos y no solo de uno, en segundos mi mente dibujo una escena magistral de huida, pero era demasiado tarde, la buena señora Alberta, de lejos me saludaba con su mano moviéndola de un lado a otro, ya me había visto, así que me quede inmóvil, casi como la estatua que yace en el centro del parque, y con una hipócrita sonrisa, le mostraba mi dulce y a la vez amargo encuentro. Ya a unos cuantos metros con su anciana voz irrumpió con un, oh que dulce encuentro dijo ella con una sincera sonrisa, Si- que día este, le respondí,  yo con mi cara fingida de felicidad y disgusto, es un gusto volverla a ver señora Alberta, proseguí diciéndole, entonces ella, con voz risueña me dijo mire mi joven y apuesto joven quien traje con migo hoy, oh, vaya le dije, a la señora, y luego dirigiéndome a su sobrina le dije con mi cara hipócrita, por fin nos conocemos, tu eres Ana Gracia Serpenta, es todo un gusto, corte la oración, y la vulgar sin mostrar aun que sea hipócrita amabilidad, no emitió ninguna palabra, así que le dije a la señora Alberta, como usted ya sabe buena señora, el párroco siempre me espera a la hora puntual, así que,…… como quisiera conocer más a su sobrina señora Alberta, pero me tengo que ir ya.
En otra ocasión será mi joven apuesto, me dijo ella sonriendo, y su sobrina indiferente se alejo de nosotros, que lastima dijo la señora Alberta, pero mi sobrina tiene un carácter difícil, y aquí tiene su almuerzo, como siempre en una bolsa, oh- muchas gracias señora Alberta, nos vemos mañana, le dije yo, Si- nos vemos mañana replico ella, y así siguió mi día, lluvioso gris, pero estaba feliz, así que mis pies retomaron el camino a mi apartamento……de camino a mi apartamento, decidí pasar un rato a un café que queda de camino llamado, Magne Café, ahí conocí a Gastón Mercier, un joven camarero, al cual le pedí un café y una porción de pastel de vainilla, y así comenzamos nuestra corta pero interesante platica. Que le traigo señor, dijo él con amabilidad, ah sí, un gusto. Tráeme un café simple y una porción del pastel anunciado de vainilla, le dije yo, como usted guste señor, me respondió, inclinándose un poco hacia adelante, y en poco tiempo el joven Gastón Mercier, ya me traía el café y el pastel, aquí tiene señor, me dijo él, se le ofrece algo más, me dijo alzando las cejas, no, le respondí sonriéndole, solo una pregunta mi joven amigo, le dije, con una diluida sonrisa, hasta ese momento no sabía su nombre, cuál es tu nombre, le dije, ah claro señor me respondió el, me llamo, Gastón Mercier Magne, soy hijo de Alberto Mercier, el dueño del café, ah que interesante conclusión pensé en pocos segundos. Eres el dueño también entonces, le replique yo, todavía no, me respondió el, que soy muy joven dice mi padre, para administrar un café, pero algún día seré el dueño así como el, que bueno le dije, que edad tienes, el respondiéndome con amabilidad, no me respondió con la boca, sino que, lo que hizo fue tomar una servilleta de papel y escribir allí su edad, tomo su pluma y coloco la cantidad 19 años, real mente eres muy joven le dije, y me sonreí con una discreta sonrisa, me levante de la mesa, pague mi cuenta con él y me despedí, muchas gracias Gastón, proferí yo, que excelente café, gracias a usted respondió el con su alegre y sincera sonrisa, retome el camino saliendo del café, baje las gradas y continúe mi camino…..

historia de D.E.J.QUILO
 


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