Alidis, con los ojos cerrados se quedo como congelada inmóvil, las luces
rojas habían desaparecido, pero un misterio encerro sus pensamientos.
una niebla para nada común recorría todas las noches los antiguos
callejones, espesa y turbia, a lo cual era imposible ver mas allá de unas dos
yardas de distancia.
pero Alidis, como todas las noches, salía del espectáculo nocturno de
actuación, muy tarde, casi llegando la madrugada.
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